Volcán Tajumulco

6-7 Febrero 2009 05:00
Traslado hasta el pie del volcán en un par de camionetas de transporte público.
El ascenso es largo, pero no complicado, yo ya estoy adaptado a la altura, con los otros volcanes.
Zapatillas de monte, almuerzo, cena, desayuno, mucha agua, fruta y mucha ropa para el frio, guantes y gorro, tienda campaña, saco dormir, gorra y gafas de sol.
Hay una zona de pinos, cerca de la cumbre, donde se puede acampar y hay leña y se puede hacer una hoguera. Hay coyotes.

El último de mis volcanes y el más alto, 4.200 m, aunque no me resultó el más duro.


Lo hicimos en dos etapas y eso ayuda, porque ya dormimos a más de 3.000 m y da tiempo a adaptarse a la altura. Sin problemas, como de costumbre con un madrugón a la estación de autobuses de Quetzaltenango para ir en la "camioneta", con un trasbordo, hasta la falda del volcán.

Ascenso nada complicado hasta donde montamos el campamento, llegó más gente con las mismas intenciones. Un par de holandeses con su guia y otro de EEUU, también con su guia. Entre todos los guias hicieron una hoguera entre unas piedras y prepararon un poco de cena después de montar las tiendas. De dormir poco, unos coyotes nos estaban dando un concierto de aullidos cerca de las tiendas, pero lo peor el frío.


En fin, antes de amanecer, nos fuimos todos a la cima, dejando las tiendas para la vuelta.

Llegamos de noche a la cima, donde ya había un grupito esperando el amanecer. habían subido un poco de leña y tenían un fueguito entre rocas, al que nos apuntamos más de uno para quitar el frío de vez en cuando.






Por todos los alrededores se veían lucecitas en la lejanía muy desparramadas, de ranchitos iluminados, donde de día parecía que no había nada. Un mundo de fueguitos o de lucecitas.











Es interesante ver la sombra de "nuestro" volcán a muchos Km sobre la bruma.
El crater, no es muy imponente, pero la altura sí (El más alto de todo Centro América), la vista muy buena y el frío ni te cuento. Lo malo es que allí arriba todo te falta y abajo todo te sobra, o casi, porque Quetzaltenango de calor no tiene nada.







Vuelta al autobús típico de estas zonas, con las maletas,redes,canastos...con todo tipo de carga en la baca, una bocina estruendosa,una radio-cd a todo trapo y donde siempre cabe "uno más" vayamos los que vayamos, hay que verlos y catarlos, toda una experiencia, para mí interesante. El resto de configuración del autobús es estandar, un conductor que tiene dos pedales que solo están completamente fuera o completamente dentro, pegados al fondo y son: Freno y Acelerador, nunca los dos a la vez, pero siempre uno y en cuanto suelta uno, aprieta el otro en milésimas de segundo hasta el fondo. El conductor cuenta con un ayudante gritador, cobrador, trapecista... de todo, normalmente va con la puerta delantera abierta asomando medio cuerpo fuera y gritando su destino, como alguien aparezca con intención de subir, ese no se le escapa. En perfecta coordinación el conductor habrá soltado el acelerador que estaba pegado al fondo, habrá apretado el freno hasta el fondo, pero para entonces ya no estará el ayudante en la puerta, estará en la carretera (creo), porque ha desaparecido, veo entrar un pasajero que en cuanto ha agarrado el asa de la puerta, aun sin parar de todo el autobús, ya tiene el conductor su maniobra preferida, soltar un pedal y apretar el otro y ¿El ayudante?, perdido. Pero... al cabo de un rato aparece por la puerta de atrás del autobús, después de haberse oído unos ruido raros en el techo. Seguro que le ha dado tiempo de agarrar un bulto que tenía el pasajero en la carretera, subirse por la escalerilla de atrás del autobús, colocarlo arriba y entrar por la puerta de atrás antes que el pasajero haya logrado sentarse (si puede) y todo eso con el alarde de pedales del conductor. En fin es para verlo.
Y colorín colorado, los volcanes se me han acabado.

Comenzaré con mi visita perdiéndome por todos los pueblitos donde yo era la atracción turística.
Un capítulo al transporte sería interesante.
Luego tengo el Lago Izabal hasta la costa, por el agua
Los mercados tambien tienen un capítulo.